LA CATRINA. RECUPERACIÓN HISTÓRICA DE LA CALAVERA GARBANCERA. PARTE 2.
Recuperar la esencia histórica de la imagen que a todos los mexicanos nos identifica es imprescindible, más que como una herencia gráfica como un cotidiano actual, es decir en tanto que nació como una sátira a la necia posesión francesa a nuestro pueblo y más aún al sentimiento vano de creer salirse de la realidad que lo acompaña de manera brutal y burlona., la recuperación debe ser histórica.
Es cierto que la cultura mexicana tiene en su haber una mezcla infinita de otras tierras, no solo culturalmente sino artísticamente. La influencia europea en las distintas ramas del arte es innegable, ¿pero qué hay de lo que es realmente nuestro? ¿Por qué existe la negación de la raíz y se transforma en un icono incluso de moda y no se representa ante nuestros ojos como la evidencia de lo que acontece aun en nuestros días?
El arte popular mexicano se identifica por si solo en los colores y en la carga histórica de las piezas en general. La calavera garbancera debe revivir como una respuesta contundente a la Catrina tan transformada en su estilo, eso sí, muy característico. Es en sí un discurso mercantilizado y estilizado a tal modo que no entendemos el trasfondo de su existencia. Se ha olvidado a Posada y pareciera que el creador único de esta imagen es Diego Rivera con un discurso completamente distinto y ahora en la actualidad concebida como una "simple" representación de la muerte, es más una pieza digna de venderse, que una parte fundamental de la historia mexicana, es más un discurso extrapolado de moda cambiante, que un discurso claro de lo que acontece en nuestro pueblo, tal vez ha cambiado un poco en cuanto a la imagen, es decir ahora vemos jóvenes disfrazándose de catrinas y catrines para la foto del recuerdo anulando así la asimilación de la pobreza y su enajenación.
El grabado por otro lado, debe recordarse también como un arma propagandística que permeó en distintos momentos álgidos del país. El Movimiento Nacionalista de la Plástica Mexicana tenía como columna vertebral el hecho innegable de que era popular y como tal la producción gráfica estaba encaminada en su totalidad a ser reproducido en serie, de ahí deviene también la eterna discusión de que el grabado no es arte, ya que este al poder ser reproducido varias veces, pierde su calidad de pieza única. Al ser relegado durante mucho tiempo, este, junto con todos los materiales realizados durante el auge del grabado en México que estallo en 1910 como arma política contra el Porfiriato, teniendo como claro ejemplo a la Calavera Garbancera. Hacer la recuperación histórica de esta imagen es hacer a su vez justicia sobre una de las técnicas que más ha luchado para consagrarse como arte, aun teniendo como característica inherente a su existencia la reproducción en serie. Posada utilizaba diversos recursos técnicos para la realización de grabados, siendo estos los que inmortalizaron a la conocida calavera en periódicos y revistas., provocando el alcance masivo que hiciera mayor ruido a aquel período en nuestro país, las imprentas tenían una tarea implacable en la reproducción de estas imágenes conocidas también como caricaturas o cartones, con un lenguaje claro, preciso y digerible para la población. El arte en cualquiera de sus ramificaciones debiera responder a este designio, el arte debe ser digerible para cualquier público, Posada lo logró, y aun en nuestros días a pesar de que se ha transformado tanto la historia de la calavera garbancera, reconocemos esta imagen como parte imprescindible de nuestra cultura.
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Por:@Fulana_Mandarina
Por:@Fulana_Mandarina