LA VIDA HIPERREALISTA DE JULIO DÍAZ

Dentro del mundo moderno la tecnología juega un papel crucial en todas las expresiones del ser humano. En el arte, el avance de la fotografía como de la pintura ha sido crucial para la percepción de los escenarios y las personas, interpretando la realidad de acuerdo a los nuevos paradigmas visuales. Ambas artes dualizadas tienen el don de sobrepasar los límites de la realidad hacia un realismo extremo, ofreciendo la posibilidad de extender los límites de lo observable.
Julio Alejandro Díaz Castro es un pintor mexicano cuyo don plasma a través de la tela y el pincel desafiando el entorno del México costumbrista y representándolo con la objetividad más radical, evidenciando su potencial creativo a partir de la más aguda observación.  Desde corta edad su pasión fue dibujar, heredando el don de la creatividad de su abuela materna, quien diseñaba vestidos de novia e imágenes para bordar en una revista que se distribuía y vendía en la capital del país a mediados del siglo XX.
Después de trabajar principalmente en la banca y jubilarse en 2011, reanudó su pasión por el arte y en especial por la pintura. Tomó clases con el maestro Juan Fernández con la intención de mejorar su técnica y definirse hacia el hiperrealismo. Sus pinturas hoy en día muestran un gusto por el colorido, reflejando la alegría por la vida, pero sobre todo un gusto por la cultura mexicana.
Con sus pinturas busca transmitir principalmente el retrato de las costumbres mexicanas.“La cultura mexicana es rica e inmensa en tradiciones, historia, gastronomía, sentires y vivires, mis pinturas se enfocan en reflejar esa realidad que pocos nos atrevemos a mirar de nuestro México profundo.”
El trabajo de Julio está lleno de amplitud y heterogeneidad, en el integra varios mundos, siendo tres ejes rectores los que mueven su vida y marcan su obra. Sus pinturas del grupo legendario de rock The Beatles reflejan su pasión de juventud y el gusto por su música, sin el costumbrismo mexicano y más recientemente, los retratos hiperrealistas con toques fantásticos, donde decanta su espiritualidad a través de personajes que dan forma a la idea.
Julio gusta de pintar los rostros y las expresiones de las personas en su mirar. “Para mí expresan mucho, por medio de su semblante me permiten conocerlos y ahondar en su sentir. El reto es mostrar la expresión de los sentimientos en un espacio plano, llevando el sentimiento a la realidad. Es necesario seleccionar el personaje que exprese exactamente lo que deseo para que exista un dialogo constante y fluido entre artista y público.”
“Esta técnica me ha permitido plasmar otro de mis mundos inspirado en la fuerza y apariencia de fragilidad de la mujer, me gusta representarlo por medio de la danza, en este sentido el ballet por su plasticidad y las formas artísticas de sus movimientos, me permite captar y mostrar las dulces imágenes del género femenino.”
Pintura Julio Alejandro Diaz Castro
Julio ha expuesto en tres ocasiones en el Estudio Barcelona y en la Galería Monte León en la ciudad de León, Guanajuato. Él como conocedor y admirador del arte comenta que existen y existirán corrientes muy diversas, pero la cultura como la buena pintura no deben de ser nunca remplazadas por la pintura decorativa y comercial.
 
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