EL ARTE COMO CRÍTICA SOCIAL EN LA OBRA DE ENRIQUE CEDILLO

Enrique Cedillo (1985) es un joven pintor, ilustrador y arquitecto mexicano. Su formación académica está ligada a la arquitectura, sin embargo, abandona esta área porque suponía un camino casi mecánico que no respondía a lo que él (como individuo y artista) necesitaba: buscaba otra dinámica de vida que me permitiera interactuar con el mundo de manera distinta, más honesta conmigo mismo, donde pudiera, por un lado, explorar las temáticas que intelectual y estéticamente más me atraen y están siempre en mi trabajo (la noche, la lluvia, el paisaje urbano, el paisaje cotidiano, el retrato, la arquitectura misma, la vida vegetal, lo monstruoso, la depresión, el suicidio y algunos temas fantásticos) y por otro, reflexionar de manera más libre en torno al mundo que me rodea y el sistema en el que vivo.
Enrique Cedillo Pintura
La obra de Enrique está plagada de referentes cercanos, un vagón del metro, el letrero de un gimnasio de barrio por la noche o un puesto de tacos suponen el espacio vital del artista y el hombre. Con la luz y los colores adecuados, esta temática citadina supone para el espectador una combinación de realidad y fantasía. Hasta podríamos atrevernos de hablar de una especie de realismo fantástico pictórico, donde lo humano tiene mucho de fantástico. Sus obras nos hablan de la cotidianidad como camino para encontrar lo mágico y fantástico. “No busques fuera lo que está frente a ti”, nos gritan. Porque para un artista como él, la magia está en los detalles cotidianos. Las calles de la urbe en la que habitamos encierran historias increíbles. Solo hace falta abrir los ojos. Observar. En los detalles comunes está la grandeza.
Su pintura también habla de un mundo onírico y monstruoso donde habitan seres deformes y grotescos. Escenas que hablan de inframundos terribles. El otro lado de la cotidianidad. El subsuelo. Lo oscuro.
La obra de Enrique Cedillo, ligada al arte figurativo, nos habla de un artista auténtico sin pretensiones posmodernas. Es el trabajo real de un hombre que ve el mundo al que pertenece, la ciudad de México, como espacio vital para hacer arte y crítica social.
Enrique Cedillo Pintura
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Nos encontramos pues ante el artista como agitador, como el ser que irrumpe en lo espiritual (fantástico) con lo social para lograr un diálogo que invita a la reflexión. En palabras de Enrique: creo en el artista como pacificador y reafirmador de la identidad, como transformador de lo cotidiano en experiencia estética. En ese sentido, creo que el arte debe ser producto de las contradicciones de su tiempo, que debe expresarlas, y alinearse con los oprimidos

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Las luces de la ciudad, el retrato de José Manuel Mireles (médico, activista y dirigente social, líder en una de las regiones de autodefensas "alzados" en Michoacán), el retrato de Javier Valdez (periodista y activista asesinado y sin esclarecimiento de su homicidio), o una imagen a través de una ventana sirven para lo que lograr lo que busca en el arte: un rechazo a los academicismos, las exquisiteces y las idealizaciones burguesas. El arte es un arma de rebelión, entendimiento y conciencia que debe estar al alcance de todos y servir para nuestra liberación. 
Su obra se sitúa dentro de una estética tenebrista barroca con influencias del modernismo mexicano, el cine negro y el cómic. 
 Enrique Cedillo Pintura
Enrique Cedillo Pintura
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Como creador, Enrique se ha nutrido y estudiado el trabajo de artistas como David Alfaro Siqueiros; el pintor soviético Tahir SalakhovJuan O’Gorman (pintor y arquitecto, creador de la biblioteca central de la UNAM). Mis referentes de siempre son Goya, Hopper, Bacon, Saturnino Herrán, Magritte, Picasso, Singer Sargent, todos los muralistas mexicanosy Caravaggio. 
Pero sus referencias no se limitan al mundo visual, algunas de sus grandes pasiones son la lectura y el cine y ahí también están sus grandes referentes; el cine de Tarkowski (La infancia de Iván, 1962), Buñuel (Un perro andaluz, 1929) y Pasolini (Medea, 1969).

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Lo social y político como parte fundamental de su obra nos hablan de un artista comprometido con su realidad. Para él, todo arte es político, es más, no existe un arte sin que pase por una idea política. No importa, dice Enrique, si el artista, en muchas ocasiones, no esté consciente de ello. La obra de arte es la voz de un individuo que necesita decir algo y ese algo, aunque no se piense exclusivamente en política, pasa por lo político que es parte fundamental del individuo. El arte siempre sostiene o ataca estándares culturales que son, a fin de cuentas, expresión de las relaciones de poder de una sociedad cualquiera. 
Enrique Cedillo Pintura
Enrique Cedillo Pintura
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Un verdadero creador debe estar consciente de que una vez realizada la obra queda impregnada en la sociedad y es por esta razón su importancia de lo que se pretende lograr con ella. El arte es, ante todo, una experiencia estética pero no se limita a eso. No todo arte es positivo, pensemos, dice Enriqueen la propaganda nazi  o, más actualmente, en un arte que solo adormece y favorece la resignación social; en un arte que se encarga de propagar estereotipos nocivos y absurdos. 
El artista debe tener siempre una responsabilidad comunicativa, debe saber qué temas trata y cómo lo hace. Hoy más que nunca creo que el arte tiene la obligación de ser decidida y abiertamente político, una herramienta para la lucha de clases, y que, en nuestra calidad de creadores de apertura cultural, los artistas debemos poner la obra al servicio de la revolución. 
Ese adormecimiento y resignación de los que nos habla están presentes, y de manera bastante clara, en el arte posmoderno. La principal característica de la posmodernidad es la exaltación ilusoria del individuo (y su falsa desconexión social, la tendencia al aislamiento, la desvinculación emocional con los procesos reales de explotación sobre los que se sostiene el capitalismo imperialista).
 Enrique Cedillo Pintura
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Si nos acercamos a las galerías o a las grandes exposiciones, nos encontraremos con un arte donde no vende el hecho artístico, sino el nombre. Un arte hecho para ser producto. Los artistas contemporáneos son grandes marcas que poseer y el contenido queda relegado a segundo plano.
El artista (pintor, caricaturista, ilustrador, escritor, etc.) no puede olvidar que tiene una función en la sociedad, que su obra nos habla y pertenece a todos. Ese olvido es terrible porque entonces la sociedad se queda sin el que grita por los que no tienen voz, sin aquél que se atreve a poner el dedo en la llaga, sin el que denuncia a través de su arte.
Ahora, dice Enrique, prima el individuo y su discurso es, ante todo, el del consumo.  Es el momento en el que el arte tiene que volver a ser ideológicamente militante, o se perderá definitivamente en las pretenciosas del discurso consumista-postmoderno.
Enrique Cedillo Pintura
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Las galerías, las grandes exposiciones son espacios excluyentes y que contribuyen a elaborar un discurso vacío y, peor aún, afín a una cultura dominante que nada tiene que ver con los intereses reales. Es a ese mundo elitista y excluyente al que el verdadero artista no puede aspirar. Los artistas tenemos que buscar proyectos que confronten directamente al capital y la ideología burguesa, debemos construir discursos horizontales e incluyentes. Y es en ese espacio de inclusión y democratización del arte donde encontramos la obra de este pintor mexicano.

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