EDUARDO MARTÍNEZ. VIBRACIONES DE LA MEMORIA
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Eduardo Martínez Monroy es un artista gráfico especializado en el grabado, originario de la ciudad de México, a sus 31 años de edad ha cursado gran parte de las carreras de Ingeniería Química y Filosofía, ambas en la UNAM, al mismo tiempo ha logrado una carrera de manera autodidacta en las Artes Visuales, participando ya en exhibiciones como el Bienal Internacional de grabado José Guadalupe Posada 2013, IX Bienal de Pintura y Grabado Alfredo Zalce, y en la IV Bienal Nacional de Artes Gráficas Shinzaburo Takeda.
Eduardo nos cuenta que su acercamiento al arte no se vio influenciado por sus padres, como sucede con otros artistas, él simplemente, desde muy chico, sintió la necesidad de experimentar y practicar con el dibujo. Su experiencia con la gráfica comenzó hacia finales de los años 90´s, aproximadamente en 1998, cuando por mera casualidad y por confusión terminó en el taller de grabado escolar, que al parecer, casi nadie conocía en la preparatoria.
“Éramos si acaso 3 ó 4 alumnos inscritos con el maestro Sergio Herrera. Ahí fue donde tuve el primer contacto directo con la gráfica, y de esta manera tan fortuita, aprendí las técnicas básicas, el uso de herramientas y el interés por el mundo de la estampa. A partir de entonces, siempre tuve herramientas en casa y procuraba de vez en cuando comprar linóleo para generar mis placas, aunque por mucho tiempo no conocí, ni me interese en buscar algún taller donde pudiera imprimirlas. Fue mucho después, ya en 2012 cuando conocí el taller de gráfica y producción “La imagen del Rinoceronte TIR”, fundado por el Maestro Humberto Valdez, donde me integré al trabajo y hasta entonces he logrado mejorar mi técnica y conocimientos respecto al grabado y sus diversos lenguajes. Ahora, considero que este oficio me va bien y pienso seguir mi camino en este enriquecedor y vasto mundo de la imagen impresa.”
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Para Eduardo el dibujar siempre lo ha hecho sentir algo especial, sin embargo, el grabado en el que él se concibe como artista visual fue el primero que realizó en el TIR, en un curso de plancha perdida con la Maestra Guadalupe Padilla Vázquez, y al respecto reflexiona:
“…Algo hizo clic dentro de mí; justo en ese momento de mi vida, transitaba por una fuerte crisis y había decidido como última vía dedicarme a crear, a pintar y a dibujar. Esta técnica de plancha perdida te da la oportunidad de utilizar diversos colores y de crear de una manera muy parecida a la pintura, un recurso que en ese entonces había retomado para mi reconstrucción personal, como motor vital. De alguna manera en ese instante, dos caminos, el grabado y la pintura, se cruzaron para hacerme renacer, y el producto final fue una muy bonita estampa que nombre Ehecatl a 5 tintas que solo tuvo una sola reproducción. A partir de entonces pienso que he trabajado con mucha voluntad y pasión para posicionarme en este oficio.”
Nos confiesa que su trabajo en una primera etapa fue influido por el gusto de las imágenes de los anti artistas dadaístas, su anti poesía y su irreverencia; por el expresionismo alemán y también por la gráfica de la Vanguardias de la Unión Soviética, como el Suprematismo y el Constructivismo, sin embargo, su lenguaje gráfico se acerca más a las construcciones surrealistas.
En su trabajo busca generar ruido en el interior del espectador, desea que la imagen cause vibraciones en su memoria, en su razón o sus emociones. Siempre ha buscando que exista alguna conexión entre las formas que representa y la interpretación del que contempla. Generalmente lo que dibuja y graba son personajes mitológicos de su propia imaginería...
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Dentro el proceso creativo éste dependerá de la finalidad de cada pieza, regularmente cuando dibuja lo hace siempre de una manera automática, sin modelo alguno que pudiera regir la estructura del dibujo, recurre a la memoria y a la espontaneidad del trazo. Se rige a través de lo irracional pero reposando siempre en alguna estructura geométrica basada en lo racional, sin la finalidad de generar alguna simetría.
En ésta entrevista Eduardo nos explicó que el grabado es un lenguaje muy extendido en la escena de las artes visuales a nivel nacional. Existen muchos y muy diversos talleres donde se enriquece, se comparte y se innovan las técnicas y temáticas. Es una expresión que se está enriqueciendo y fortaleciendo, pues se nutre de la diversidad individual y del trabajo en equipo dentro de los talleres de gráfica.
Eduardo concluye que los grabadores se hacen, como toda construcción humana, a través de la voluntad, el aprendizaje y la necesidad de crear, innovar y trabajar la imagen como vía de comunicación y expresión estética.
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Por: @Brenda_Martz